Por: Wendy Patricia Padilla Guerrero
Pareciera que fue ayer cuando llegó a nosotros un suceso que quedara para la historia, una pandemia ocasionada por el Covid-19, desde entonces cambió la forma de vida de la gran mayoría de la población de una manera inimaginable.
Hoy, son cada vez más las restricciones y medidas preventivas contra el virus, eso ha provocado que se eliminen tradiciones, celebraciones o eventos culturales de hace cientos de años y que en algún momento sirvieron como soporte para una identidad, o que aportaron al crecimiento económico de muchos lugares.
Un ejemplo de esto es “La Judea”, una tradición del municipio de Purísima del Rincón, en el estado mexicano de Guanajuato, llevada a cabo hace casi 150 años. Ésta fue creada por Hermenegildo Bustos, un hombre originario de esta ciudad que buscaba darle vida al tradicional viacrucis. Año con año, para las fechas de semana santa, los artesanos locales elaboran una máscara de madera única que, irónicamente, representan a los judíos. También portan túnicas y turbantes de colores llamativos. El protagonista de esta tradición es Judas Iscariote, el traidor más odiado por los católicos.
Todo comienza el miércoles de la “Semana Santa”, con el recorrido de Judas vestido de blanco, esto claramente le da más protagonismo al personaje. El jueves por la noche se hace una representación de una escena llamada “El beso de Judas” donde Judas besa en la mejilla a Jesús para después entregarlo al demonio. Finalmente, el viernes Santo por la mañana está dedicado a la representación de la crucifixión de Jesús, un evento que es muy común presenciar justamente en esa fecha.
Por la tarde, llega el evento más esperado por los habitantes de Purísima y los aledaños que vienen a presenciarlo, la Judea. Se realiza hacia 15:00 horas.
La Judea representa la persecución final de Judas, él, corre mostrando a los miles de personas que hay en el lugar, las monedas que recibió a cambio de entregar a Jesús y a su alrededor actores con máscaras que hacen la representación de cada uno de los pecados que sintió. Acompañado de tambores, flautas y un ambiente dramático, Judas camina a su final, su ahorcamiento en el jardín principal de Purísima.
En el año 2020 se estaban afinando los últimos detalles como cada año, pero, faltando unas semanas para llevarla a cabo, llegaron los protocolos de seguridad por parte de la Secretaría de Salud en donde se cancelaban eventos masivos, se vinieron abajo las esperanzas de una judea exitosa como las de años anteriores, pues fue cancelada por completo.
La pandemia trajo consigo la era digital y esto permitió que el municipio y las personas participantes de la Judea idearan una forma para poder llevar a cabo este evento tan significativo, por eso, La Judea 2021 se realizó de modo virtual transmitiéndose en páginas oficiales del municipio.
Aunque la era digital está consiguiendo avances muy importantes, estamos también viviendo una tormenta de afectaciones sanitarias, sociales, culturales y económicas. Existen muchos eventos, pero en su mayoría son en línea y no aportan ingresos al sector cultural.
Un municipio que llega a reunir miles personas, provenientes de diversos países, con eventos como La Judea experimenta un impacto de gran importancia, pues pasa de tener un aforo aproximado de casi 60,000 personas que fortalecen año con año económica, social y culturalmente al municipio, a un evento o experiencia meramente virtual.
Poco a poco estamos avanzando hacia una nueva normalidad. El salir a las calles de forma consciente y siguiendo las medidas, nos permitirá aportar un poco más a las tradiciones y a la cultura de cada municipio para seguir fortaleciendo la economía de éstos, pero sobre todo para no dejar morir las celebraciones que aportan identidad y orgullo a cada uno de nosotros.
Consideramos que los hermanamientos pueden ser una herramienta importante para reactivar las tradiciones, y con esto las economías locales, en el ansiado regreso a la normalidad.
Wendy Patricia Padilla Guerrero
Becaria del Museo Virtual de Ciudades Hermanas
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