Por: Dr. Fernando Díaz Pérez
Una vez más, como cada tres años, hay elecciones federales y locales en México. Se eligen a más de 20 mil puestos electos y hay alrededor de 98 millones de electores, el proceso electoral más grande en la historia, como también ocurre cada tres años. Lo verdaderamente interesante de las elecciones, y por lo tanto de la democracia, es la oportunidad que tiene la sociedad en general, y las sociedades locales en lo particular, de cambiar el personal político en las distintas instancias de gobierno, poder ejecutivo, legislativo, municipios y cuidades. Elegir a determinado partido, y por lo tanto a un grupo político, es optar por un tipo específico de política local.
En este complejo proceso de cambio es que la paradiplomacia tiene la oportunidad de situarse como una alternativa de política innovadora y de desarrollo. Si, bien no podemos decir que la paradiplomacia fue el tema de las campañas a los gobiernos estatales y locales, sí se puede colocar como parte esencial de un proyecto de gobierno. La tarea de gobernar en tiempos complejos requiere de instrumentos renovados como los Convenios de Cooperación Descentralizada o los Acuerdos de Hermanamiento de Alcance Amplio (AHAA). Para muchas ciudades y municipios los Acuerdos de Hermanamiento no son ajenos, pero sí una gestión renovada que los haga funcionales a una política de crecimiento y desarrollo, con elementos que los haga visibles, así como sus beneficios, para la ciudadanía, con un marco normativo adecuado y que contemple la participación ciudadana; que generen identidad y atractividad territorial.
Como todas las políticas, la paradiplomacia tiene ciclos de construcción que es importante recorrer; el nuevo ciclo de gobierno que comienza en breve abre una nueva oportunidad para la internacionalización de municipios, ciudades y gobiernos estatales.
Dr. Fernando Díaz Pérez
Profesor Investigador
Departamento de Gestión Pública
Universidad de Guanajuato
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