Las colinas y los plantíos no serían los mismos sin el aguacate que se produce en toneladas en Uruapan, el aguacate michoacano es tan representativo como lo son los millones de mariposas que arriban cada año al Estado; son dos componentes que están presentes en la vida de las y los michoacanos.
Lejos de la catedral de Uruapan, en donde replica el reloj monumental el pasar de las horas, el campo se extiende y encierra a la mancha urbana que se ha acrecentado en las últimas décadas y ha venido a hacer una ciudad más grande y con más desafíos.
El tiempo en que los campesinos iban a la tierra del vecino del norte ha venido cesando con los años, el campo michoacano ha tenido un resurgimiento y con ello abraza a miles de familias que pueden sobrevivir sin necesidad de emigrar a Estados Unidos.
Las mañanas en los campos de Uruapan son frescas, la neblina cubre a los árboles de aguacate. El sol emerge y genera que los verdes pastos y paraísos del oro verde vayan cobrando color. Son los meses de junio a octubre los tiempos más importantes para esta tierra bendita, puesto que, se da la primer y única cosecha. Para estos días miles de recolectores van inundando el verde espacio para poder recolectar uno por uno los frutos sagrados que penden de los árboles.
Mucho antes de la recolección los árboles absorben con los meses los nutrientes necesarios para producir el ingrediente principal que inunda las cocinas del mundo, desde las tostadas que habrán de servirse en Sinaloa con los sabrosos platillos del mar, hasta un fino restaurante en alguna metrópolis de México o del extranjero en dónde el aguacate es empleado para cubrir carnes y el dulce sabor de nuestro campo es necesario. Y por supuesto, el ingrediente predominante del Super Bowl en donde el guacamole recuerda que México traspasa fronteras.
Hombres y mujeres recogerán de miles de hectáreas el alimento que antes de ser llevado a todos los rincones del mundo, tendrá que ser empacado con los estándares necesarios, allí en esas empacadoras los trabajadores en su mayoría uruapenses colocarán aguacates en las barras para limpiarlos, etiquetar uno a uno y empacarlo en cajas en donde dirá: Hecho en México.
Los camiones que trasladan este alimento tomarán diversas rutas, algunos irán al norte, algunos otros al Golfo de México. Uno a uno van dejando el pueblecito de Uruapan, sus calles, su gente, sus verdes plantíos para poder pintar otros prados, otras cocinas, otros paladares, ese es el aguacate, ese es el verdadero corazón de todas y de todos los oriundos de Uruapan.
Fruto de Uruapan del Michoacán del Campo, México, a todos los rincones en dónde es necesario el oro verde que emana de nuestros árboles.
(Entrada a la Ciudad de Uruapan)
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